4F La Masonería en la vida de Bolívar
4F La Masonería en la vida de Bolívar:
Intelectualmente Bolívar fue muy inquieto. Fue un lector infatigable; conoció y criticó a Locke, Condillac, Buffon Dalambert, Helvetius, Montesquieu, Maby, filongieri,Lalande, Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthot, y todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos historiadores, oradores y poetas; y todos los clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los Ingleses.
Y fue en este contexto intelectual, en las tertulias ideológicas que tuvo en París, posiblemente en casa de las primas Villars, donde Bolívar se conoció con Don Francisco de Miranda. Ambos alternaban acerca de temas políticos y culturales, que luego ampliaban en las reuniones con el científico alemán Alejando de Humbold. En uno de estos encuentros históricos con Miranda, Bolívar tuvo su primer contacto con la masonería. Miranda quería la independencia americana aún a costa de los más heroicos sacrificios; buscaba y aceptaba el apoyo de conocidos y extraños; ingresaba a unas instituciones o fundaba otras como “La gran reunión americana”, que albergaba a casi la totalidad de americanos residentes en Europa; esta organización se multiplicó en muchos filiales, algunas de ellas dirigidas por el mismo Miranda como “ Las juntas de las ciudades y provincias de la América Meridional”, con sedes en París y en Madrid, y las “ Sociedades de los caballeros”. En esta sociedad, Bolívar se hizo masón con la siguiente fórmula: “Nunca reconoceré por gobierno legítimo de mi patria sino aquel que sea elegido por libre voluntad de los pueblos y siendo el sistema republicano el más adaptable al de las Américas, procedente por cuantos medios estén a mi alcance a que los pueblos se decidan por él”. Más adelante el 11 de noviembre de 1805 la logia de San Alejandro de Francia en París, concedió a Bolívar el ascenso a 2° grado de la masonería. Este ascenso tuvo lugar en una ceremonia presidida por el generalísimo Miranda.
Jorge Pacheco Quintero, escritor colombiano, en su libro “La Masonería en la emancipación de América” editado por la Universidad La Gran Colombia de Bogotá en 1943, habla del tercer grado o maestro masón; y al respecto dice:
“Se ha podido demostrar que en 1806 Bolívar recibió el grado tercero de maestro en la “logia simbólica London” número 5 de Inglaterra; así como también que en 1810 a su regreso a Venezuela, después de desempeñar la brillante función diplomática que lo llevó a Londres en asocio de Miranda, fundó la Logia “protectora de las virtudes No. 1” en el oriente de Barcelona- Venezuela”. (8)
Este mismo autor dice: que la logia “protectora de las virtudes” que el mismo Bolívar ayudó a establecer, le negó el grado 18 en razón al decreto antimasónico de “guerra a muerte” del año 1814 firmado por Bolívar en la ciudad de Trujillo. Pero, curiosamente su nombre se encuentra incluido en la lista de masones del grado 33, en el archivo general de Caracas; esto podría entenderse como una mención honorífica concedida por la nación, después de alguno de los triunfos de la independencia, dado que los grados anteriores e intermedios si fueron otorgados durante la guerra de la independencia en atención a los méritos patrióticos.
Es apenas comprensible que un jefe con las características de Bolívar, haya sido honrado con estas distinciones que la nación apreciaba mucho y tenía reservado para galardonar a los personajes más ilustres y bienhechores de la patria.
Pero lo que sí es claro para cualquier investigador es que el ingreso de Bolívar a la masonería y su progreso en grados, tuvo un carácter político; es decir, que la masonería representaba apoyo y premio a su ideal libertador; además él sabía que el decreto de guerra a muerte era contrario a los cánones de la Logia. Pero para Bolívar era más significativo este decreto que su pertenencia a la masonería, pues ésta no le conseguiría rendir la voluntad de los pueblos para la campaña libertadora, y aquel si le multiplicó por muchos números los soldados y los unió como un solo hombre contra el poder de Fernando VII. Pero la crisis con la masonería empeoró pronto con el fuerte mensaje a la convención de Ocaña pidiendo “leyes inexorables”, contrarias al principio de Fraternidad y tolerancia de la logia. Y mientras más evolucionaba el proyecto de la emancipación americana, más se distanciaba nuestro Libertador de todas las logias. Bolívar sabía muy bien para dónde iba; no fue un improvisador; el no descansaría antes de ver cumplido el sueño de su vida, proclamado el 1805, y rubricado con el histórico y trascendental juramento del Monte Sacro.
Durante el período de la dictadura, la masonería y Bolívar descubrieren la enorme distancia que los separaba; la convivencia pacífica era sencillamente imposible. La masonería era para Bolívar un factor retardatario de la unificación de la República, un espectáculo al ejercicio pleno de la autoridad y un agente activo de crisis con el clero y los militares. De ahí, entonces, que Bolívar escribe, promulga y publica un decreto el 8 de noviembre de 1828 en el que prohibe, bajo pena de multas y prisión, las reuniones de la logia en el territorio nacional.(8)
En el diario de Bucaramanga. Don Luis Perú de La Croix en uno de los apartes dice: “El Libertador habló de la masonería, diciendo que también él habría tenido la curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París habría sido recibido de maestro, pero que aquel grado le habría bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua asociación; que en las logias habría encontrado algunos hombres de mérito, bastantes fanáticos, muchos embusteros, y muchos más tontos burlados… Pero que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de preocupaciones religiosas no era posible valerse de la masonería, porque para hacerse él de algunos partidarios en las logias, se hubiera atraído el odio y la censura de toda la nación.” (9)
Sin violentar el significado de los textos, se puede afirmar que el paso de Bolívar por los cuarteles de la masonería, no modificó la condición religiosa que llevaba impresa en su identidad, con caracteres definitivamente católicos, generados por la cuna Bolívar-Palacios donde se vivía y comulgaba con la palabra del Vaticano. Para Bolívar, la experiencia en las logias no pasó de ser una oportunidad política, que, además, aprovechó en su momento oportuno. Pero cuando la masonería, no pudo hacer mayores aportes a la causa libertadora, antes por el contrario, se oponía a las estrategias de Bolívar, entonces se produjo la ruptura definitiva. Bolívar pues, no fue masón auténtico; yo opino que fue masón de oportunidades, no de convicciones.
El Centro de Hispanoamerica
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